No uno, ni dos, sino tres (dura realidad la del mundo analógico), fueron los intentos que necesitó la fotógrafa para capturar lo inusual que estaba ocurriendo. Sin ningún motivo aparente, PAUL SIMONON, bajista de la banda, empezó a reventar su bajo “fender precision” ante la mirada atónita del personal. Muchos asistentes supondrían reconfortados que esa es la actitud “punk” que esperaban ver en un concierto de tal calibre. Nada más lejos de la realidad. El propio Paul lamentó haber destrozado el mejor de los instrumentos que tenía en la gira. Es más, es la única vez que él mismo u otro miembro de la banda hacían el “Pete Thownsend” en el escenario.
La mayoría de los implicados aquella noche han declarado que el concierto estaba transcurriendo con total normalidad. Pennie, con unos cuantos ya a sus espaldas, no detectó ningún problema que pudiese alterar al bajista. Strummer llegó a decir que fue unos de los bolos más memorables. Incluso Paul, pensaba que la banda lo estaba haciendo bien, pero se sentía un poco descontento con su actuación. Es por eso, que frustrado, estampó su cabreo en el suelo.